En mi trabajo con pacientes y en la investigación, he visto cómo el estrés puede intensificar los síntomas distónicos. Muchos de mis pacientes experimentan que cuando están tranquilos y en entornos familiares, suelen tener más control sobre sus movimientos, pero bajo estrés, sus síntomas pueden empeorar.
Aunque la distonía surge de una compleja combinación de predisposiciones genéticas e influencias ambientales, el estrés desempeña un poderoso papel en la intensificación de sus síntomas, haciéndolos más frecuentes y graves. Encontrar formas eficaces de relajar y calmar el sistema nervioso puede ser fundamental para controlar la enfermedad de forma más eficaz.
Cómo puede afectar el estrés a la distonía
Muchos de los pacientes con los que trabajo experimentan fluctuaciones en sus síntomas de distonía, a menudo en función de lo estresados o relajados que se sientan. En momentos de poco estrés, a menudo pueden manejar sus síntomas y controlar sus movimientos con mayor eficacia. Sin embargo, durante los periodos de mayor estrés, ansiedad o agotamiento, los síntomas se acentúan.
Hace años, desarrollé una teoría que sugería que los pacientes con distonía podían experimentar fases sintomáticas y asintomáticas, en las que sus síntomas podían activarse y desactivarse. Propuse -lo que ahora se considera una teoría formal de la distonía- que el estrés desencadena fallos en la inhibición descendente en estos pacientes. En situaciones de estrés, las señales inhibitorias del cerebro se debilitan, lo que provoca que los circuitos motores de la médula espinal se vuelvan hiperactivos. Esto provoca contracciones musculares involuntarias anormales y una reducción de la modulación del dolor. Esta teoría ayuda a explicar por qué algunos pacientes se sienten más coordinados y en control cuando están tranquilos, pero ven cómo sus síntomas empeoran en situaciones de estrés.
Una de las razones clave de esta fluctuación es el papel de inhibición descendente en el control motor. La inhibición descendente se refiere a la capacidad del cerebro de enviar señales a la médula espinal para regular y suprimir la actividad muscular excesiva. Esto es crucial para garantizar movimientos suaves y controlados.
En situaciones de estrés, la inhibición descendente puede debilitarse, provocando una hiperactividad del circuitos motores intrínsecos de la médula espinal. Esto puede causar co-contracción de grupos musculares opuestosEl resultado son las posturas y movimientos involuntarios característicos de la distonía. Esencialmente, la capacidad del cerebro para mantener bajo control los reflejos de la médula espinal se ve comprometida bajo estrés, lo que permite que surjan o empeoren los síntomas distónicos.
Regiones cerebrales clave implicadas en la inhibición descendente
Varias áreas del cerebro se encargan de controlar la inhibición descendente, entre ellas el cerebelo, ganglios basalesy corteza motora. El cerebelo, en particular, desempeña un papel vital en el mantenimiento de un movimiento coordinado y controlado. Envía señales inhibitorias a través de Células de Purkinje a la núcleos cerebelosos profundos (DCN)que, a su vez, controlan las salidas motoras hacia la médula espinal.
Mecanismos de las lagunas en la inhibición descendente inducidas por el estrés
El estrés puede provocar la ruptura de la inhibición descendente a través de varios mecanismos. He aquí algunas posibles explicaciones de por qué los síntomas distónicos empeoran con el estrés:
- Aumento de la excitabilidad neuronal: El estrés activa el sistema sistemas de excitaciónincluida la eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA)La distonía se caracteriza por un aumento de la excitabilidad del cerebro. En la distonía, esta mayor actividad neuronal puede superar la capacidad del cerebro para enviar señales inhibitorias a la médula espinal, lo que provoca una hiperactividad de los circuitos motores espinales.
- Inhibición GABAérgica Reducida: GABA (ácido gamma-aminobutírico) es el principal neurotransmisor inhibidor del cerebro y desempeña un papel clave en la inhibición descendente. En situaciones de estrés, la señalización del GABA puede verse alterada, lo que reduce la capacidad del cerebro para suprimir el movimiento excesivo, contribuyendo a la aparición de síntomas distónicos.
- Integración sensoriomotora alterada: El cerebro se basa en la información sensorial para controlar el movimiento. El estrés puede distorsionar el procesamiento de las entradas sensoriales, lo que a su vez afecta a las salidas motoras. En la distonía, este procesamiento alterado puede dar lugar a respuestas motoras inapropiadas o excesivas, ya que el cerebro es incapaz de modular con precisión las señales que envía a la médula espinal.
- Disregulación de los Generadores Centrales de Patrones (GCP): Son redes de neuronas de la médula espinal que generan patrones motores rítmicos y coordinados, como la marcha. El estrés puede provocar la desregulación de estas redes, lo que da lugar a salidas motoras anormales que se manifiestan como movimientos distónicos.
Cómo puede ayudar el entrenamiento en neuroplasticidad
A lo largo de los años, he visto cómo entrenamiento en neuroplasticidad puede ser muy eficaz para ayudar a reducir la gravedad de los síntomas distónicos. Al reentrenar los circuitos motores del cerebro, los pacientes pueden aprender a mejorar su control motor y reducir la sensibilidad cerebral al estrés.
Mediante una combinación de ejercicios físicos, estimulación sensorial y entrenamiento motor, las técnicas de neuroplasticidad ayudan al cerebro a construir nuevas vías que regulan mejor el movimiento y suprimen las contracciones musculares excesivas. Este proceso puede conducir a inhibición descendente más fuertereduciendo la intensidad y frecuencia de los episodios distónicos. Con el tiempo, los pacientes se dan cuenta de que pueden afrontar mejor las situaciones estresantes y, como resultado, experimentan menos síntomas distónicos.
Conclusión
La distonía es un trastorno complejo del movimiento que fluctúa en respuesta al estrés, la enfermedad, el agotamiento y otros factores. El sitio fallos en la inhibición descendente causada por el estrés puede hacer que los circuitos motores de la médula espinal se vuelvan hiperactivos y provoquen movimientos involuntarios. Comprender estos mecanismos es clave para controlar la enfermedad, y entrenamiento en neuroplasticidad ofrece un enfoque prometedor para mejorar el control motor y reducir el impacto del estrés en los síntomas distónicos. Al reentrenar el cerebro, los pacientes pueden recuperar gradualmente un mejor control de sus movimientos y reducir la intensidad de los episodios distónicos, incluso en situaciones de estrés.
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